ALEKDANDR OPARIN
Aleksandr Oparin que se
graduó en la Universidad Estatal de Moscú en
1917. En 1924 comenzó a desarrollar una hipótesis acerca del origen de la vida,
que consistía en un desarrollo constante de la evolución química de moléculas
de carbono en
el caldo primitivo. La hipótesis de Oparin fue retomada por Stanley
Miller, que puso en práctica el experimento que
lograba crear materia orgánica a partir de materia inorgánica, demostrándose
así la plena validez de la hipótesis de Oparin.
En 1935 fundó el Instituto Bioquímico RAS, y en 1946 fue admitido en la Academia de
Ciencias de la URSS. En 1970 fue elegido presidente de la Sociedad
Internacional para el Estudio de los Orígenes de la Vida. Está enterrado en el
Cementerio Novodévichi, en Moscú.
Teoría del origen de la vida
Fue una de las teorías que se propusieron a mediados del siglo XX para
intentar responder a la pregunta: ¿cómo surgió la vida?, después de haber sido
rechazada la teoría de la generación espontánea.
Gracias a sus estudios de astronomía, Oparin sabía que en la atmósfera del
Sol, de Júpiter y de otros cuerpos celestes, existen gases como el metano, el
hidrógeno y el amoníaco. Estos gases son sustratos que ofrecen carbono, hidrógeno
y nitrógeno, los cuales, además del oxígeno presente en baja concentración en
la atmósfera primitiva y más abundantemente en el agua, fueron los materiales
de base para la evolución de la vida.
Para explicar cómo podría haber agua en el ambiente ardiente de la Tierra
primitiva, Oparin usó sus conocimientos de geología. Los 30 km de espesor medio
de la corteza terrestre constituidos de roca magmática evidencian, sin duda, la
intensa actividad volcánica que había en la Tierra. Se sabe que actualmente es
expulsado cerca de un 10% de vapor de agua junto con el magma, y probablemente
también ocurría de esta forma antiguamente. La persistencia de la actividad
volcánica durante millones de años habría provocado la saturación en humedad de
la atmósfera. En ese caso el agua ya no se mantendría como vapor.
Oparin imaginó que la alta temperatura del planeta, la actuación de los
rayos ultravioleta y las descargas eléctricas en la atmósfera (relámpagos)
podrían haber provocado reacciones químicas entre los elementos anteriormente
citados. Esas reacciones darían origen a aminoácidos, los principales
constituyentes de las proteínas, y otras moléculas orgánicas.
Las temperaturas de la Tierra, primitivamente muy elevadas, bajaron hasta
permitir la condensación del vapor de agua. En este proceso también fueron
arrastradas muchos tipos de moléculas, como varios ácidos orgánicos e
inorgánicos. Sin embargo, las temperaturas existentes en esta época eran
todavía lo suficientemente elevadas como para que el agua líquida continuase
evaporándose y licuándose continuamente.
Oparin concluyó que los aminoácidos que eran depositados por las lluvias no
regresaban a la atmósfera con el vapor de agua, sino que permanecían sobre las
rocas calientes. Supuso también que las moléculas de aminoácidos, con el
estímulo del calor, se podrían combinar mediante enlaces peptídicos. Así
surgirían moléculas mayores de sustancias albuminoides. Serían entonces las
primeras proteínas en existir.
La insistencia de las lluvias durante millones de años acabó llevando a la
creación de los primeros océanos de la Tierra. Y hacia ellos fueron
arrastradas, con las lluvias, las proteínas y aminoácidos que permanecían sobre
las rocas. Durante un tiempo incalculable, las proteínas se acumularían en
océanos primordiales de aguas templadas del planeta. Las moléculas se
combinaban y se rompían y nuevamente volvía a combinarse en una nueva
disposición. De esa manera, las proteínas se multiplicaban cuantitativa y
cualitativamente.
Disueltas en agua, las proteínas formaron coloides. La interacción de los
coloides llevó a la aparición de los coacervados. Un coacervado es un agregado de moléculas
mantenidas unidas por fuerzas electrostáticas. Esas moléculas son sintetizadas
abióticamente. Oparin llamó coacervados a los protobiontes. Un protobionte es un glóbulo estable que es
propenso a la autosíntesis si se agita una suspensión de proteínas,
polisacáridos y ácidos nucleicos. Muchas macromoléculas quedaron incluidas en
coacervados.
Es posible que en esa época ya existieran proteínas complejas con capacidad
catalizadora, como enzimas o fermentos, que facilitan ciertas reacciones
químicas, y eso aceleraba bastante el proceso de síntesis de nuevas sustancias.
Cuando ya había moléculas de nucleoproteínas, cuya actividad en la
manifestación de caracteres hereditarios es bastante conocida, los coacervados
pasaron a envolverlas. Aparecían microscópicas gotas de coacervados
envolviendo nucleoproteínas. En
aquel momento faltaba sólo que las moléculas de proteínas y de lípidos se
organizasen en la periferia de cada gotícula, formando una membrana
lipoproteica. Estaban formadas entonces las formas de vida más rudimentarias.
Así Oparin abrió un camino donde químicos orgánicos podrían formar sistemas
microscópicos y localizados (posiblemente precursores de las células) a partir
de los cuales esas primitivas formas de vida podrían desarrollarse.
Y en esta línea ordenada de procesos biológicos, van
avanzando con cada vez más importancia: la competencia y la velocidad de
crecimiento, sobre los que actuaría la selección natural, determinando formas
de organización material que es característica de la vida actual.
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