domingo, 2 de junio de 2013



                           Theodor Schwann


Friedrich Theodor Schwann (Neuss, 7 de diciembre de 1810 - Colonia, 11 de enero de 1882), fue un naturalista, fisiólogo y anatomista prusiano, considerado uno de los fundadores de la teoría celular . Además, estudió la generación espontánea, la digestión gástrica, las fermentaciones y las fibras nerviosas, en las que describió la vaina de Schwann y contribuyó notablemente a la histología.
Descubrió la vaina o membrana que lleva su nombre, las fibras musculares estriadas de la porción superior del esófago, y varios hechos de índole fisiológica. Trabajó sobre la fermentación describiendo gérmenes organizados en la levadura; la publicación de los resultados fue muy criticada por los químicos alemanes Friedrich Wölher y Justus von Liebig. Parece que este hecho influyó en su exilio. No desempeñó puesto académico alguno en Alemania pero aceptó ser profesor de anatomía en la Universidad de Lovaina, en 1839. Más tarde, en 1848, se trasladó a Lieja, donde permaneció como profesor de fisiología y anatomía comparada hasta que se jubiló en 1880.
El nombre de Schwann se relaciona con el desarrollo de la teoría celular, que comenzó a edificarse durante la primera mitad del siglo XIX. A ello contribuyó, por un lado, la construcción de microscopios con lentes acromáticas y, por otro, la aplicación de este instrumento al estudio de los seres vivos. La teoría fibrilar, válida hasta entonces, pronto quedó obsoleta y fue sustituida por una nueva estequiología biológica.
En la constitución de esta teoría estuvieron implicados nombres como Purkinje, Johannes Müller, Schleiden y Schwann. El botánico Schleiden (1804-1881) estuvo más preocupado por el problema de la fitogénesis. La tesis de una coincidencia fundamental en la estructura y en el crecimiento de los animales y los vegetales fue obra de Th. Schwann, quien expuso sus hallazgos y sus ideas en el libro Mikroskopische Untersuchungen... (1839). Descubrió la estructura celular de la cuerda dorsal del renacuajo, del tejido embrionario del cerdo, de las hojas germinales del pollo. Así, llegó a la conclusión de que la célula es el elemento constitutivo de todo cuerpo viviente, sea éste vegetal o animal. En cuanto al origen de las mismas (citogénesis) pensó que se formaban en el seno de un primitivo blastema indeferenciado en torno al núcleo, que sería el primer elemento forme en la masa amorfa de ese blastema. Surgieron así dos nuevas disciplinas, la citología o estudio de la célula en sí misma y la histología o ciencia de la estructura celular de los tejidos. Otros autores completaron más tarde la teoría celular. Entre los hallazgos de tipo fisiológico, Schwann descubrió la pepsina en 1836. Estudió también la digestión intestinal; demostró la necesidad de la bilis en este proceso (1841). Comprobó que el embrión de los mamíferos necesitaba del oxígeno para su desarrollo. También fue uno de los creadoracción muscular varía con su longitud. Casi todas sus contribuciones tuvieron lugar mientras estuvo con Johannes Müller y trabajó con discípulos como Henle, Bischoff y Remak.
Aparte de persona muy discreta, fue un católico convencido e incluso sometió la aprobación de su obra Mikroskopische Untersuchungen... al arzobispo Malinas. Sin embargo, refutó los presuntos milagros del caso Louise Lateau.
Murió cuando visitaba a su hermana en Colonia el año 1882.

Fisiología y Anatomía 
En la Universidad de Berlín, Schwan nuevamente entró en contacto con Müller, quien le convenció de seguir una carrera científica. Muy poco después de comenzar a trabajar con Müller, tuvo su primer éxito. A partir de extractos de revestimientos del estómago, Schwann demostró que un factor que no era el ácido clorhídrico estaba operando en la digestión. Dos años más tarde, en 1836, logró aislar el principio activo, que llamó "pepsina".
Entre 1834 y 1838 Schwann llevó a cabo una serie de experimentos diseñados para resolver la cuestión de la verdad o falsedad del concepto de la generación espontánea. Su método consistía en exponer un caldo esterilizado (hervido) sólo con aire caliente en un tubo de vidrio. El resultado que obtuvo fue la imposibilidad de detectar microorganismos y la ausencia de cambio químico (putrefacción) en el caldo. Estaba convencido de que la idea de la generación espontánea era falsa. Sus estudios de la fermentación del azúcar de 1836 también condujeron a su descubrimiento de que la levadura originaba el proceso químico de fermentación.
Por propuesta de Müller, Schwann también inició una investigación sobre la contracción muscular y descubrió los músculos estriados en la parte superior del esófago. También identificó la envoltura delicada de las células que rodean las fibras nerviosas periféricas, que actualmente se denominan la vaina de Schwann.
Teoría de la célula 
En 1838, Schwann se familiarizó con la investigación microscópica de Matthias Schleiden en las plantas. Schleiden describió las células vegetales y propuso una teoría de la célula que estaba seguro que era la clave para la anatomía y el crecimiento de las plantas. Siguiendo esta línea de investigación sobre los tejidos animales, Schwann no sólo verificó la existencia de células, sino que trazó en el desarrollo de tejidos adultos muchas de las etapas del embrión temprano. Esta investigación y la teoría celular que siguieron fueron resumidos en «Mikroskopische Untersuchungen über die Uebereinstimmung in der Struktur und der dem Thiere Wachstum und Pflanzen» (1839; Investigaciones microscópicas sobre la similitud en la estructura y el crecimiento de la fauna y de la flora). Este trabajo, en las propias palabras Schwann demostró que “la gran barrera entre los reinos animal y vegetal, a saber, la diversidad de la estructura definitiva, desaparece”, estableció la teoría de la célula con la satisfacción de sus contemporáneos. Schwann propuso entonces tres generalizaciones sobre la naturaleza de las células:
1.    los animales y las plantas están formadas por células más las secreciones de las células;
2.    estas células tienen una vida independiente;
3.    están sujetas a la vida del organismo.
Por otra parte, se dio cuenta de que los fenómenos de las células individuales se pueden resumir en dos clases: "los que se refieren a la combinación de las moléculas para formar una célula, llamados fenómenos plásticos", y "las que resultan de los cambios químicos, ya sea en las partículas componentes de la propia célula, o en el cytoblastema (el actual citoplasma), llamados fenómenos metabólicos. " Así Schwann acuñó el término "metabolismo", que se convirtió en general adoptado para el conjunto de procesos químicos mediante el cual los cambios de energía se producen en los seres vivos.
Histología 
Schwann también contribuyó a la comprensión y clasificación de los tejidos del animal adulto. Clasificó los tejidos en cinco grupos: células separadas independientes, como la sangre; compactado de células independientes, como la piel; células cuyas paredes se han unido, como el cartílago, los huesos y dientes; células alargadas que forman fibras, como los tendónes y los ligamentos; y, por último, las células formadas por la fusión de sus paredes y cavidades, como los músculos. Sus conclusiones fueron también de base para el concepto moderno de la embriología, la que describió el desarrollo embrionario como una sucesión de divisiones celulares.
Esta generalización del parentesco estructural esencial de todo ser vivo se le había negado durante siglos por la antigua doctrina aristotélica de las almas vegetales y animales. Tal vez los hallazgos de Schwann fueron más inquietantes de lo que a él le hubiera gustado admitir, ya que se dio cuenta de que apoyó una explicación física en lugar de una teológica. Schwann vio las consecuencias de sus descubrimientos, y la idea del mundo de la vida como nada más que una máquina lo que le horrorizó. Encontró refugio en la fe católica romana, eligiendo, como él decía, un Dios "más sensible para el corazón que a la razón".








                    Anton van Leeuwenhoek


Anton van Leeuwenhoek (en neerlandés en inglés Antony or Anton; pronunciación holandesa: [ˈantoːni vɑn ˈleːwənˌɦuk]),( 24 de octubre de 1632 – 26 de agosto de 1723) fue un comerciante y científico neerlandés.
Fue el primero en realizar importantes observaciones con microscopios fabricados por sí mismo. Correspondiente de la Royal Society de Londres, a la que se afilió en 1680. Desde 1674 hasta su muerte realizó numerosos descubrimientos. Introdujo mejoras en la fabricación de microscopios y fue el precursor de la biología experimental, la biología celular y la microbiología. Heredó la labor de Jan Swammerdam (1637-1680) que vivió en Ámsterdam.

Sus observaciones al microscopio: se abre un nuevo campo de conocimiento 
Mientras desarrollaba su trabajo como comerciante de telas, construyó para la observación de la calidad de las telas lupas de mejor calidad que las que se podían conseguir en ese momento, tras aprender por su cuenta soplado y pulido de vidrio. Desarrolló tanto fijaciones para pequeñas lentes biconvexas montadas sobre platinas de latón, que se sostenían muy cerca del ojo, al modo de los anteojos actuales, como estructuras tipo microscopio en la que se podían fijar tanto la lente como el objeto a observar. A través de ellos podía observar objetos, que montaba sobre la cabeza de un alfiler, ampliándolos hasta trescientas veces (potencia visual que excedía con mucho la de los primeros microscopios de lentes múltiples).
El médico y anatomista neerlandés Regnier de Graaf (1641-1673) es quien presenta las primeras observaciones de van Leeuwenhoek a la Royal Society en 1673. En ellas describe la estructura del moho y del aguijón de la abeja. Comienza entonces un intenso intercambio de cartas entre van Leeuwenhoek y los miembros de la sociedad científica londinense, correspondencia que proseguirá durante casi 40 años, hasta su muerte en 1723. La Royal Society lo admite como miembro en 1680, y la Academia de las ciencias de París lo admite como miembro correspondiente en 1699.
Sus mejores aparatos conseguían más de 200 aumentos. No dejó ninguna indicación sobre sus métodos de fabricación de las lentes, y hubo que esperar varias décadas para disponer de nuevo de aparatos tan potentes. Se ignora cómo iluminaba los objetos observados así como su potencia. El más potente de sus instrumentos conservados hoy en día tiene una tasa de ampliación de 275 veces y un poder de resolución de 1,4 μm. Si bien regaló muchos de sus microscopios a sus allegados, nunca vendió ninguno. Se estima que solamente una decena los microscopios que construyó se conservan en la actualidad.Realiza sus observaciones utilizando microscopios simples que él mismo construye. A su muerte, legó 26 microscopios a la Royal Society que nunca fueron utilizados y que, un siglo más tarde, se habían perdido. El 29 de mayo de 1747, dos años después de la muerte de su hija María, se vende un lote de más de 350 de sus microscopios, así como 419 lentes. 247 microscopios estaban completos, muchos conservando todavía el último espécimen observado. Dos de estos instrumentos tenía dos lentes y uno contaba con tres.
Van Leeuwenhoek mantuvo durante toda su vida que había aspectos de la construcción de sus microscopios «que sólo guardo para mí», en particular su secreto más importante era la forma en que creaba las lentes. Durante muchos años nadie fue capaz de reconstruir sus técnicas de diseño. Finalmente, en los años 1950 C. L. Stong usó un delgado hilo de cristal fundido en vez del pulimento, y creó con éxito algunas muestras funcionales de un microscopio del diseño de van Leeuwenhoek.
El descubrimiento de los protozoarios 
Fue probablemente la primera persona en observar bacterias y otros microorganismos. En una carta fechada el 7 de septiembre de 1674, evoca por primera vez las minúsculas formas de vida que observó en las aguas de un lago cerca de Delft. Después de haber mencionado de nuevo estas criaturas en dos cartas, una del 20 de diciembre de 1675 y otra del 22 de enero de 1676, en una extensa carta de diecisiete hojas, fechada del 9 de octubre de 1676, describe lo que actualmente denominamos protozoarios, especialmente los ciliados a los que se alimentan de las algas (Euglena y Volvox).
El descubrimiento de los espermatozoides Describe numerosos organismos cuya determinación es más o menos posible en la actualidad: Vorticella campanulaOicomonas termoOxytricha sp., Stylonychia sp., EnchelysVaginicolaColeps. En una carta del 1 de junio de 1674 enviada a Henry Oldenburg, secretario de la Royal Society, van Leeuwenhoek acompaña unas muestras de los organismos que había observado. Pero estas observaciones son recibidas con escepticismo por los científicos de la época, por ello, adjunta a una carta del 5 de octubre de 1677 el testimonio de ocho personas (pastores, juristas, médicos), que afirman haber visto esos numerosos y variados seres vivos. También recibe el apoyo de Robert Hooke (1635-1703), que, en su Micrographia, ofrece la primera descripción publicada de un microorganismo, y que, en la sesión del 15 de noviembre de 1677 de la Royal Society, afirma la realidad de las observaciones de van Leeuwenhoek. El traductor de las cartas que aparecen en Philosophical Transactions, la publicación de la Royal Society, denomina a estos organismosanimálculos.
En 1677 menciona por primera vez los espermatozoides en una carta enviada a la Royal Society, en la que habla de animálculos muy numerosos en el esperma.
Leeuwenhoek fue consciente de que sus observaciones, que mostraban que en la semilla contenida en los testículos estaba el principio de la reproducción de los mamíferos, iba a chocar con el paradigma de su época, porque sus observaciones estaban en contra de las tesis desarrolladas por grandes sabios de la época, como William Harvey (1578-1657) o Regnier de Graaf (1641-1673).
Leeuwenhoek y la generación espontánea

Van Leeuwenhoek también es conocido por oponerse a la teoría, por aquel entonces en vigor, de la generación espontánea. Junto con el italiano Francesco Redi (1626-1697) y otro neerlandés, Jan Swammerdam (1637-1680), hace numerosas observaciones sobre los insectos y sobre su reproducción.

Aunque al principio de sus observaciones no parece estar en contra de esta teoría, realizando unos estudios a mediados de los años 1670 diseca piojos y observa pequeñas crías de estos insectos en los huevos que se encuentran en el cuerpo de las hembras.Realiza experiencias similares con pulgas y sus huevos, aunque no logra reconocer a las pulgas al ver sus larvas, a pesar de las observaciones publicadas por Swammerdam unos años antes. Años más tarde volvería a estudiar estos animales.

Estuvo interesado, a principios de 1679, por la presencia de un gusano (Fasciola hepatica) en el hígado de cordero, y, como Redi y Swammerdam, no comprende el complejo ciclo vital del animal, que no sería dilucidado hasta muchos años después.




                            Alexander Fleming



 Sir Alexander Fleming (6 de agosto de 1881 – 11 de marzo de 1955) fue un científico escocés famoso por descubrir la enzima antimicrobiana llamada lisozima. También fue el primero en observar los efectos antibiótico de la penicilina obtenido a partir del hongo Penicillium chrysogenum.


Descubrimientos
Los dos descubrimientos de Fleming ocurrieron en los años veinte y aunque fueron accidentales demuestran la gran capacidad de observación e intuición de este médico escocés. Descubrió la lisozima durante sus investigaciones de un tratamiento a la gangrena gaseosa que diezmaba a los combatientes en las guerras; el descubrimiento ocurrió después de que mucosidades, procedentes de un estornudo, cayesen sobre una placa de Petri en la que crecía un cultivo bacteriano. Unos días más tarde notó que las bacterias habían sido destruidas en el lugar donde se había depositado el fluido nasal.
El laboratorio de Fleming estaba habitualmente desordenado, lo que resultó una ventaja para su siguiente descubrimiento. En septiembre de 1928 , estaba realizando varios experimentos en su laboratorio y el día 22, al inspeccionar sus cultivos antes de destruirlos notó que la colonia de un hongo había crecido espontáneamente, como un contaminante, en una de las placa de Petris embradas con Staphylococcus aureus. Fleming observó más tarde las placas y comprobó que las colonias bacterianas que se encontraban alrededor del hongo (más tarde identificado como Penicillium notatum) eran transparentes debido a una lisis bacteriana. Para ser más exactos, Penicillium es un moho que produce una sustancia natural con efectos antibacterianos: la penicilina. La lisis significaba la muerte de las bacterias, y en su caso, la de las bacterias patógenas (Staphylococcus aureus) crecidas en la placa. Aunque él reconoció inmediatamente la trascendencia de este hallazgo sus colegas lo subestimaron. Fleming comunicó su descubrimiento sobre la penicilina en el British Journal of Experimental Pathology en 1929.
Fleming trabajó con el hongo durante un tiempo pero la obtención y purificación de la penicilina a partir de los cultivos de Penicillium notatum resultaron difíciles y más apropiados para los químicos. La comunidad científica creyó que la penicilina sólo sería útil para tratar infecciones banales y por ello no le prestó atención.
Fleming no patentó su descubrimiento creyendo que así sería más fácil la difusión de un antibiótico necesario para el tratamiento de las numerosas infecciones que azotaban a la población. Por sus descubrimientos, Fleming compartió el Premio Nobel de Medicina en 1945 junto a Ernst Boris Chain y Howard Walter Florey.Sin embargo, el antibiótico despertó el interés de los investigadores estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial, quienes intentaban emular a la medicina militar alemana la cual disponía de las sulfamidas. Los químicos Ernst Boris Chain y Howard Walter Florey desarrollaron en Inglaterra un método de purificación de la penicilina que permitió su síntesis y distribución comercial para el resto de la población, sin embargo, este país tenía la totalidad de sus infraestructuras industriales dedicadas a las necesidades de la guerra. Por este motivo, ambos investigadores acudieron a Estados Unidos a poner en marcha plantas de producción dedicadas exclusivamente a la penicilina.
Fleming fue miembro del Chelsea Arts Club, un club privado para artistas fundado en 1891 por sugerencia del pintor James McNeil Whistler. Se cuenta como anécdota que Fleming fue admitido en el club después de realizar "pinturas con gérmenes", estas pinturas consistían en pincelar el lienzo con bacterias pigmentadas, las cuales eran invisibles mientras pintaba pero surgían con intensos colores una vez crecidas después de incubar el lienzo. Las especies bacterianas que utilizaba eran:

  • Serratia marcescens - rojo
  • Chromobacterium violaceum - púrpura
  • Micrococcus luteus - amarillo
  • Micrococcus varians - blanco
  • Micrococcus roseus - rosa
  • Bacillus sp. - naranja

Estando de gira por España, en 1948, enferma su esposa del mal que truncaría su vida meses después. Con todo, continúa su trabajo en el Instituto del St. Mary (Saint Mary's College) que dirige desde 1946. Allí colabora una joven griega, la Dra. Voureka, por la que Fleming siente gran estima; cuando ésta regresa a su país, el Dr. Fleming, ya solo, se ve arrastrado por su recuerdo e irá por ella para hacerla su esposa en 1953. Poco disfrutaría de su recobrada felicidad conyugal.
Alexander Fleming murió en 1955 de un ataque cardíaco. Fue enterrado como héroe nacional en la cripta de la Catedral de San Pablo de Londres.

Su descubrimiento de la penicilina significó un cambio drástico para la medicina moderna iniciando la llamada "Era de los antibióticos", otros investigadores posteriores aportaron nuevos antibióticos, como la estreptomicina utilizada para el tratamiento de la tuberculosis, salvando millones de vidas. El aporte científico de Fleming es doble pues además de descubrir una molécula química (penicilina) también encontró una molécula enzimática (lisozima) con actividad antibiótica. Las enzimas (ejem. lisozima) y los péptidos antibióticos son componentes naturales de la inmunidad innata de los animales que podrían ser utilizados con fines terapéuticos similares a la penicilina. Por esta razón Fleming puede ser considerado como el primero en descubrir una enzima antimicrobiana.




                          Jean-Baptiste Lamarck


Jean-Baptiste-Pierre-Antoine de Monet de Lamarck (Picardía, Francia, 1 de agosto de 1744 – París, 18 de diciembre de 1829) fue un naturalista francés, uno de los grandes hombres de la época de la sistematización de la Historia Natural, cercano en su influencia a Linneo, el conde de Buffon y Cuvier.

Lamarck formuló la primera teoría de la evolución biológica, en 1802 acuñó el término «biología» para designar la ciencia de los seres vivos y fue el fundador de la paleontología de los invertebrados.


            La biología como ciencia 
Lamarck reclama para la biología la necesidad de una filosofía propia:
Sabemos que cualquier ciencia debe tener su filosofía y que sólo por ese camino hace progresos reales. Los naturalistas gastarán vanamente su tiempo describiendo nuevas especies, captando nuevos matices, todas las pequeñas particularidades de sus variaciones para agrandar la inmensa lista de las especies inscritas [...] Si la filosofía de la ciencia se descuida, sus progresos no serán reales y la obra entera quedará imperfecta
Lamarck distingue entre universo (conjunto de la materia) y naturaleza (orden de cosas particular y constante). Esta distinción general es paralela a la establecida entre hechos yrelaciones: para Lamarck no sólo es necesaria la observación y estudio de los hechos y objetos, sino también de sus partes, las relaciones entre estas y las relaciones de los objetos con los demás y de todos ellos con su entorno. El naturalista ha de estar siempre atento para que las leyes que postula no procedan de la imaginación, sino de la realidad empírica. Su trabajo ha de consistir en observar y recopilar los hechos y, por vía de sucesivas inducciones, abstraer con rigor lógico las leyes que los expliquen del modo más amplio y consistente.
Clasificación de los seres vivos 
La clasificación lamarckiana se basa en criterios funcionales. El sistema nervioso central es el punto de partida, pues a partir de su centralización y complejidad progresiva puede construirse la cadena de los seres. Así, Lamarck clasifica a los animales en tres grandes grupos: aquellos dotados de irritabilidad (invertebrados inferiores), aquellos que poseen además el «sentimiento interior» (invertebrados superiores) y aquellos que revelan inteligencia y voluntad (vertebrados).
Naturaleza y origen de la Vida 
Para Lamarck, la vida es un fenómeno natural consistente en un modo peculiar de organización de la materia. En este sentido, considera que los organismos vivos están formados por los mismos elementos y las mismas fuerzas físicas que componen la materia inanimada; los reinos animal y vegetal sólo difieren, por tanto, del reino mineral por el modo de organización interna de los mismos elementos (HNASV).
A partir de su concepto de vida, Lamarck radica en la generación espontánea el mecanismo de su origen: el movimiento de la materia provocado por la acción de las fuerzas de la naturaleza es capaz de generar de manera espontánea a los organismos vivos más sencillos. A partir de ellos, la naturaleza continúa su tendencia al progresivo incremento de complejidad a medida que cada organismo va siendo sustituido por otros dotados de más órganos y facultades. Para explicar la coexistencia temporal de organismos de distinto grado de complejidad, Lamarck postula que la naturaleza está permanentemente produciendo nuevas formas de vida.

Teoría de la evolución de Lamarck (lamarckismo o transformismo)

Se apoyó para la formulación de su teoría en la existencia de restos de formas intermedias extintas. Con su teoría se enfrentó a la creencia general por la que todas las especies habían sido creadas y permanecían inmutables desde su creación. También se enfrentó al influyente Cuvier que justificó la desaparición de especies, no porque fueran formas intermedias entre las primigenias y las actuales, sino porque se trataba de formas de vida diferentes, extinguidas en los diferentes cataclismos geológicos sufridos por la Tierra.Lamarck formuló la primera teoría de la evolución. Propuso que la gran variedad de organismos, que en aquel tiempo se aceptaba eran formas estáticas creadas por Dios, habían evolucionado desde formas simples; postulando que los protagonistas de esa evolución habían sido los propios organismos por su capacidad de adaptarse al ambiente: los cambios en ese ambiente generaban nuevas necesidades en los organismos, y esas nuevas necesidades conllevarían una modificación de los mismos que sería heredable.
La teoría de Lamarck es una teoría sobre la evolución de la vida, no sobre su origen, que, en aquel entonces, se aceptaba, surgía espontáneamente en sus formas más simples. Sería 50 años después cuando Pasteur demostrara que todo proceso defermentación y descomposición orgánica se debe a la acción de organismos vivos y que el crecimiento de los microorganismos en caldos nutritivos no era debido a la generación espontánea. Lamarck tuvo que esbozar su teoría en un tiempo en el que el estado de las ciencias naturales era “caótico”, "formuladas en una época en que ni siquiera se podía entrever la posibilidad lejana de fundarlas sobre hechos evidentes".
El estado caótico del conocimiento en torno a los fósiles, la anatomía y la taxonomía antes del evolucionismo, la pregunta: «¿Cómo es que a nadie se le ocurrió antes pensar en el evolucionismo?» se convierte en «¿Cómo es posible que a alguien se le ocurriera pensar en el evolucionismo?».
Leon Harris.
Para Lamarck, la observación de la naturaleza, donde los organismos se encuentran perfectamente adaptados al ambiente en el que se desarrollan, llevaba a la siguiente alternativa: o los organismos fueron creados con todas las adaptaciones a todos los ambientes existentes en la Tierra y estos ambientes no habían cambiado desde sus orígenes, como se aceptaba entonces; o los organismos se adaptaban a estos ambientes y por consiguiente iban modificando su estructura conforme el ambiente iba cambiando, como él proponía.
Lamarck, al tiempo que formuló la evolución de la vida, formuló un mecanismo por el que ésta evolucionaría. Para Lamarck la naturaleza habría obrado mediante "tanteos": "Con relación a los cuerpos vivientes, la Naturaleza ha procedido por tanteos y sucesivamente" , y su teoría podría sintetizarse en: las circunstancias crean la necesidad, esa necesidad crea los hábitos, los hábitos producen las modificaciones como resultado del uso o desuso de determinado órgano y los medios de la Naturaleza se encargan de fijar esas modificaciones. Describió esta evolución como consecuencia de seis puntos:
1.    Todos los cuerpos organizados (organismos) de la Tierra han sido producidos por la naturaleza sucesivamente y después de una enorme sucesión de tiempo.
2.    En su marcha constante, la Naturaleza ha comenzado, y recomienza aún todos los días, por formar los cuerpos organizados más simples, y que no forma directamente más que éstos. Es decir, que estos primeros bosquejos de organismos son los que se ha designado con el nombre de generaciones espontáneas.
3.    Estando formados los primeros bosquejos del animal y del vegetal han desarrollado poco a poco los órganos y con el tiempo se han diversificado.
4.    La facultad de reproducción inherente en cada organismo ha dado lugar a los diferentes modos de multiplicación y de regeneración de los individuos. Por ello los progresos adquiridos se han conservado.
5.    Con la ayuda de un tiempo suficiente, de las circunstancias, de los cambios surgidos en la Tierra, de los diferentes hábitos que ante nuevas situaciones los organismos han tenido que mantener, surge la diversidad de éstos.
6.    Los cambios en su organización y de sus partes, lo que se llama especie, han sido sucesiva é insensiblemente formados. Por lo que la especie no tiene más que una constancia relativa en su estado y no puede ser tan antigua como la Naturaleza.
Formulando dos leyes:
Así, para llegar a conocer las verdaderas causas de tantas formas diversas y de tantos hábitos diferentes como nos ofrecen los animales, es preciso considerar que las circunstancias infinitamente diversificadas, en las cuales se han encontrado los seres de cada raza, han producido para cada uno de ellos necesidades nuevas y cambios en sus hábitos necesariamente. Reconocida esta verdad, que nadie podrá negar, será fácil percibir cómo las nuevas necesidades han podido ser satisfechas y los nuevos hábitos adquiridos, si se presta alguna atención a las dos siguientes leyes de la Naturaleza, que siempre ha comprobado la observación: Primera ley: En todo animal que no ha traspasado el término de sus desarrollos, el uso frecuente y sostenido de un órgano cualquiera lo fortifica poco a poco, dándole una potencia proporcionada a la duración de este uso, mientras que el desuso constante de tal órgano le debilita y hasta lo hace desaparecer. Segunda ley: Todo lo que la Naturaleza hizo adquirir o perder a los individuos por la influencia de las circunstancias en que su raza se ha encontrado colocada durante largo tiempo, y consecuentemente por la influencia del empleo predominante de tal órgano, o por la de su desuso, la Naturaleza lo conserva por la generación en los nuevos individuos, con tal de que los cambios adquiridos sean comunes a los dos sexos, o a los que han producido estos nuevos individuos.
Lamarck, con estas leyes, sostuvo que si una “raza” (esto es, un grupo de organismos) estaba sometida a las mismas condiciones ambientales y estas condiciones se prolongaran durante mucho tiempo, se transformarían adaptándose a ese ambiente. Como mecanismo, propuso que las trasformaciones que los organismos sufrimos en vida sometidos a los diferentes ambientes, con el tiempo se fijarían en su descendencia, lo que hoy conocemos como transferencia horizontal. Advirtió que ese proceso es un proceso tan lento que desde nuestra capacidad de observación pasaría inadvertido. Según estas leyes los cambios se producen no en el individuo sino en la población (no en uno o varios individuos, sino en el conjunto de individuos del grupo) y no son cambios inmediatos sino que se fijarían a lo largo de un prolongado proceso.
las variaciones en las circunstancias para los seres vivientes, y sobre todo para los animales, producen cambios en sus necesidades, en sus hábitos y en el modo de existir, y si estos cambios dan lugar a modificaciones o desarrollos en los órganos o en la forma de sus partes, se debe inducir que insensiblemente todo cuerpo viviente cualquiera debe variar en sus formas o sus caracteres exteriores, aunque semejantes variaciones no llegasen a ser sensibles más que después de un tiempo considerable. […] En cada lugar donde los seres pueden habitar, las circunstancias que establecen en él un orden de cosas permanecen largo tiempo siendo las mismas y no cambian en realidad más que con una lentitud tan grande, que el hombre no puede advertirlas directamente. Está obligado a consultar los monumentos para reconocer que en cada uno de aquellos lugares el orden de cosas establecido no ha sido siempre el mismo. Las razas de animales que viven en cada uno de ellos deben conservar en él largo tiempo sus hábitos. De aquí para nosotros la aparente constancia de las razas que llamamos especies, constancia que hizo nacer en nuestro pensamiento la idea de que las razas son tan antiguas como la Naturaleza.
Las ideas de Lamarck no fueron tomadas en cuenta en su época, aunque su libro filosofía zoológica, donde plasmó su teoría, circuló por Francia y también por Inglaterra, obra a la que tuvo acceso el propio Darwin.
Fue después de formulada la teoría de la selección natural cuando los evolucionistas retomaron el pensamiento de Lamarck intentando suplir el vacío que la selección natural dejaba al no explicar la fuente de la variabilidad sobre la que tal selección actuaba. El propio Darwin, al tiempo que denostaba la teoría de Lamarck, intentó cubrir ese vacío postulando la “pangénesis”, un mecanismo de transferencia horizontal lamarkiano. Y sería a principios del siglo XX cuando Weismann lo refutara con la formulación de la conocida como “barrera Weismann” por la que se consideraba que existiendo dos líneas, la germinal y la somática, no cabría la posibilidad de transferencia de información entre la una y la otra. Malinterpretando a Lamarck desarrolló un experimento que supuestamente refutaba su teoría: cortó el rabo a sucesivas generaciones de ratones para demostrar que sus descendientes no nacían con el rabo cortado.
Desde entonces, el Lamarckismo se ha simplificado con argumentos que vienen a caricaturizarlo: "En pueblos donde el herrero hereda el oficio de su padre, su abuelo y su abuelo, se pensaba que heredaba también unos músculos bien desarrollados. sólo los heredaba sino que los desarrollaba más con el ejercicio, y pasaba estas mejoras a su hijo".Ya en vida, Lamarck se tendría que defender de argumentos parecidos:
No obstante, se objeta todavía que todo lo que se ve anuncia, relativamente al estado de los cuerpos vivientes, una constancia inalterable en la conservación de su forma, y se piensa que todos los animales cuyo recuerdo nos ha transmitido la historia resaltan siempre los mismos y no han perdido ni adquirido nada en el perfeccionamiento de sus órganos y en la forma de sus partes. [...] "No se puede por menos —dicen los autores— contener los vuelos de la imaginación, cuando todavía se ve conservado con sus menores huesos, sus menores pelos y sus menores detalles tal animal que antes tenía en Tobas o en Menfis sacerdotes y altares. Pero sin extraviarnos en todas las ideas que hacen nacer semejantes aproximaciones, limítense a exponer que estos animales son perfectamente semejantes a los actuales" (Anales del Museo de Historia Natural.) [...] Nada existe, por tanto, en la observación que acaba de ser citada que resulte contrario a las consideraciones que llevo expuestas sobre este asunto, ni que pruebe que los animales de que se trata hayan existido en todo tiempo en la Naturaleza, pues demuestra solamente que vivían en Egipto hace dos o tres mil años. Y todo hombre que posee el hábito de reflexionar y de observar al propio tiempo los documentos de la enorme antigüedad que muestra la Naturaleza, aprecia en su verdadero valor la insignificante cifra de tres mil años con relación a las épocas geológicas.
Lamarck, Filosofía zoológica.
Durante el siglo XX el lamarckismo ha sido defendido por diferentes evolucionistas, y el conocido como “efecto Baldwin” (enunciado por James Marck Baldwin y C. Loyd Morgana finales del siglo XIX), una versión edulcorada de lamarckismo según la cual los hábitos sostenidos de las especies, por selección natural, se fijarían en la herencia, se mantiene como plausible para resolver algunas dificultades del neodarwinismo.
Avanzado el siglo XX, la “barrera Weismann” se ha mostrado franqueable, sin poderse probar que los caracteres adquiridos no puedan llegar a ser heredables. La transferencia horizontal se ha demostrado en casos, y se ve en los virus, con su capacidad de intercambio genético, a los posibles actores de tales transferencias. También, en la simbiosis, se ha demostrado la existencia de transferencia genética, y en su grado de máxima integración, la simbiogénesis, ha demostrado la eclosión de nuevas individualidades, quimeras que integran a sus simbiontes. El paso de procariotas a eucariotas, descrito en la endosimbiosis seriada, fue consecuencia de estos procesos simbiogenéticos; aunque Mayr y Maynard Smith en los años 90 opinaban que estos procesos nada tienen que ver con el Lamarckismo. Gould (1977) diría: “Dudo que el lamarckismo pueda volver a experimentar un resurgimiento como teoría viable de la evolución”.

Al día de hoy (2010), en mayoría, la comunidad científica considera el paradigma neodarwinista satisfactorio para explicar la evolución biológica, no considerando válido el lamarckismo. No obstante, Lynn Margulis, entre otras y otros, considera que “una sugerencia principal para el nuevo siglo en biología es que el difamado eslogan del lamarckismo, «la herencia de los caracteres adquiridos» no debe ser todavía abandonado: tan sólo debe ser refinado cuidadosamente”.




                                FRANCESCO REDI


Francesco Redi ( * Arezzo18 de febrero de 1626 – Pisa1 de marzo de 1697) fue un médiconaturalistafisiólogo, y literato italiano. Francesco Redi demostró que los insectos no nacen por generación espontánea, por lo que se le considera el fundador de la helmintología (el estudio de los gusanos). Realizó estudios sobre el veneno de las víboras, y escribió Observaciones en torno a las víboras (1664).



   






                          Experimento de Redi

En una época en la que se creía tanto en la creación como en la generación espontánea, Francesco Redi era uno de los que dudaba de ella, por eso realizó el siguiente experimento: Colocó un trozo de carne en tres jarras iguales, la 1º la dejó abierta, la 2º la tapo con un corcho, y la 3º la dejó cubierta con un trozo de tela bien atada. Después de unas semanas Redi volvió. Vio que en la 1º jarra, la que estaba abierta, habían crecido larvas. La jarra 2° y 3°, su interior estaba podrido y olía mal, pero no había crecido ninguna larva. Por lo tanto, la carne de los animales muertos no puede engendrar gusanos a menos que sean depositados en ella huevos de animales.
Redi pensó que la entrada de aire a los frascos cerrados podría haber influido en su experimento, por lo que llevó a cabo otro. Puso carne y pescado en un frasco cubierto con gasa o con un mosquitero; después de tiempo Redi se fijo y descubrió que las moscas o gusanos dejaban no en el frasco si no en la gasa sus huevos. Por eso la gente que creía en la generación espontanea; creían que gracias a eso generaban vida.
Los resultados fueron exactamente los mismos que en el primer experimento. Aún con los resultados obtenidos y los de otros autores, la gente seguía creyendo en la generación espontánea, y Francesco Redi se vio obligado a admitir que en ciertas ocasiones sí se podía dar la generación espontánea. Su obra más importante, donde expuso los resultados de sus experiencias, la escribió en el año 1684.







                                 ALEKDANDR OPARIN



 Aleksandr Oparin que se graduó en la Universidad Estatal de Moscú en 1917. En 1924 comenzó a desarrollar una hipótesis acerca del origen de la vida, que consistía en un desarrollo constante de la evolución química de moléculas de carbono en el caldo primitivo. La hipótesis de Oparin fue retomada por Stanley Miller, que puso en práctica el experimento que lograba crear materia orgánica a partir de materia inorgánica, demostrándose así la plena validez de la hipótesis de Oparin.
En 1935 fundó el Instituto Bioquímico RAS, y en 1946 fue admitido en la Academia de Ciencias de la URSS. En 1970 fue elegido presidente de la Sociedad Internacional para el Estudio de los Orígenes de la Vida. Está enterrado en el Cementerio Novodévichi, en Moscú.


Teoría del origen de la vida

Fue una de las teorías que se propusieron a mediados del siglo XX para intentar responder a la pregunta: ¿cómo surgió la vida?, después de haber sido rechazada la teoría de la generación espontánea.
Gracias a sus estudios de astronomía, Oparin sabía que en la atmósfera del Sol, de Júpiter y de otros cuerpos celestes, existen gases como el metano, el hidrógeno y el amoníaco. Estos gases son sustratos que ofrecen carbono, hidrógeno y nitrógeno, los cuales, además del oxígeno presente en baja concentración en la atmósfera primitiva y más abundantemente en el agua, fueron los materiales de base para la evolución de la vida.
Para explicar cómo podría haber agua en el ambiente ardiente de la Tierra primitiva, Oparin usó sus conocimientos de geología. Los 30 km de espesor medio de la corteza terrestre constituidos de roca magmática evidencian, sin duda, la intensa actividad volcánica que había en la Tierra. Se sabe que actualmente es expulsado cerca de un 10% de vapor de agua junto con el magma, y probablemente también ocurría de esta forma antiguamente. La persistencia de la actividad volcánica durante millones de años habría provocado la saturación en humedad de la atmósfera. En ese caso el agua ya no se mantendría como vapor.
Oparin imaginó que la alta temperatura del planeta, la actuación de los rayos ultravioleta y las descargas eléctricas en la atmósfera (relámpagos) podrían haber provocado reacciones químicas entre los elementos anteriormente citados. Esas reacciones darían origen a aminoácidos, los principales constituyentes de las proteínas, y otras moléculas orgánicas.
Las temperaturas de la Tierra, primitivamente muy elevadas, bajaron hasta permitir la condensación del vapor de agua. En este proceso también fueron arrastradas muchos tipos de moléculas, como varios ácidos orgánicos e inorgánicos. Sin embargo, las temperaturas existentes en esta época eran todavía lo suficientemente elevadas como para que el agua líquida continuase evaporándose y licuándose continuamente.
Oparin concluyó que los aminoácidos que eran depositados por las lluvias no regresaban a la atmósfera con el vapor de agua, sino que permanecían sobre las rocas calientes. Supuso también que las moléculas de aminoácidos, con el estímulo del calor, se podrían combinar mediante enlaces peptídicos. Así surgirían moléculas mayores de sustancias albuminoides. Serían entonces las primeras proteínas en existir.
La insistencia de las lluvias durante millones de años acabó llevando a la creación de los primeros océanos de la Tierra. Y hacia ellos fueron arrastradas, con las lluvias, las proteínas y aminoácidos que permanecían sobre las rocas. Durante un tiempo incalculable, las proteínas se acumularían en océanos primordiales de aguas templadas del planeta. Las moléculas se combinaban y se rompían y nuevamente volvía a combinarse en una nueva disposición. De esa manera, las proteínas se multiplicaban cuantitativa y cualitativamente.
Disueltas en agua, las proteínas formaron coloides. La interacción de los coloides llevó a la aparición de los coacervados. Un coacervado es un agregado de moléculas mantenidas unidas por fuerzas electrostáticas. Esas moléculas son sintetizadas abióticamente. Oparin llamó coacervados a los protobiontes. Un protobionte es un glóbulo estable que es propenso a la autosíntesis si se agita una suspensión de proteínas, polisacáridos y ácidos nucleicos. Muchas macromoléculas quedaron incluidas en coacervados.
Es posible que en esa época ya existieran proteínas complejas con capacidad catalizadora, como enzimas o fermentos, que facilitan ciertas reacciones químicas, y eso aceleraba bastante el proceso de síntesis de nuevas sustancias.
Cuando ya había moléculas de nucleoproteínas, cuya actividad en la manifestación de caracteres hereditarios es bastante conocida, los coacervados pasaron a envolverlas. Aparecían microscópicas gotas de coacervados envolviendo nucleoproteínas. En aquel momento faltaba sólo que las moléculas de proteínas y de lípidos se organizasen en la periferia de cada gotícula, formando una membrana lipoproteica. Estaban formadas entonces las formas de vida más rudimentarias. Así Oparin abrió un camino donde químicos orgánicos podrían formar sistemas microscópicos y localizados (posiblemente precursores de las células) a partir de los cuales esas primitivas formas de vida podrían desarrollarse.

Y en esta línea ordenada de procesos biológicos, van avanzando con cada vez más importancia: la competencia y la velocidad de crecimiento, sobre los que actuaría la selección natural, determinando formas de organización material que es característica de la vida actual.